El baile de fin de curso tenía a todos los niños nerviosos.Querían que saliera bien y que los papás que había acudido a verlos disfrutaran y se lo pasaran genial con la demostración de los pequeños.
Pero en realidad, la profesora estaba contenta y tranquila, porque sabía que estos niños habían practicado duro sobre el escenario estas semanas atrás y ella confiaba en que esa constancia, esa dedicación por parte de todos y toda la ilusión que sus caritas reflejaban daría sus frutos el día del baile. ¡No tenía la más mínima duda!
El maleficio de años atrás estaba a punto de romperse en pedazos y una nueva era se abría a sus pies. Todos lo sabían y querían cambiar el rumbo de la historia, estaban preparados para ello.
Vamos chicos, dejémosles con la boca abierta, sólo tenéis que hacerlo como hasta ahora pero sobre todo, disfrutad del momento.
julio 1st, 2013 @ 9:52
Hola guapaaaaaaa!!! Tú que has tomado en estas vacaciones??? Has vuelto con energía renovada!! Y hasta te ha dado tiempo de publicar el cuento!! Me ha encantado que hayas usado otra acepción de sobre!!! Jjijiji, y que se haya roto el maleficio!
Besos!!
julio 1st, 2013 @ 14:18
¡Qué nervios en los bailes de fin de curso! La cosa de que te vean tus padres, quieres hacerlo bien… pero ¡cómo se disfrutaban! Ay, que me entra la nostalgia, jajaja. ¡Me ha gustado mucho! 😀
julio 1st, 2013 @ 16:56
Claro que sí! Que se rompa el maleficio!!
Pobres niños, me imagino a los pobres todos nerviosos después de ensayar duro… me acuerdo que mi niño en mayo tuvo una actuación en el cole y estaba histérico! Jeje salió genial!