El reloj marcaba las horas como todos los días. Y así, minuto a minuto, había pasado el verano y todos nos preparábamos para la vuelta al cole.
Mamá andaba de un lado a otro preparando nuestras mochilas, cortando hilos y cosiendo nuestros nombres en nuestras cosas para evitar que se extraviara alguna.
Es lo mismo todos los inicios de curso, según recordaba de lo vivido años atrás y yo estaba más que emocionado.
Este verano había sido muy bueno y había disfrutado mucho, pero echaba de menos a mis compañeros y el día a día escolar. Volveríamos a la rutina y a los quehaceres diarios.
Este año yo ya no tenía símbolo con el que identificarme, pero sí me dijo mamá que mi clase era la de las abejas y me gustó, porque me venía a la cabeza la serie que había descubierto estos meses de verano, La Abeja Maya.
septiembre 2nd, 2013 @ 15:32
Genial! A veces la normalidad del mes de septiembre es deseada, aunque se haga muy cuesta arriba los primeros días.
Cuando leía tu relato recordaba como el verano es la época más importante de nuestras vidas.
Feliz semana!
septiembre 2nd, 2013 @ 18:24
Es cierto!! En el colegio, el año pasado mi hija comenzó siendo un animal, y terminó siendo otro, porque se cambiaban en cada trimestre, qué recuerdos… A ver como empieza septiembre para nuestros hijos…
septiembre 5th, 2013 @ 11:31
La rutina por un lado viene bien, aunque cuesta adaptarse, jejeje. Guisante este año es como el anterior, de la clase de los mapaches :)))
septiembre 5th, 2013 @ 20:53
jeje que bonito la vuelta al cole, esas sensaciones que se quedan, como lo viven los peques 🙂