Las redes sociales están que arden por la polémica suscitada por la decisión de la cesárea programada del parto de Shakira. Yo desde aquí me gustaría dejar claro que cada pareja tiene sus ideales, sus motivos sean los que sean y evidentemente, no creo que lo hayan hecho sin haberse informado antes de lo que es una cesárea así como de los riesgos o no que pueda tener.

Creo que hay que respetar las decisiones de los demás y a veces tengo la sensación de que nos gusta que nos respeten pero somos las primeras en no hacerlo a la mínima oportunidad.

Sus vidas, su embarazo, sus motivos, sus decisiones, ya sean de ellos como pareja famosa o de cualqueir otra pareja, deberían ser respetados aunque no los compartamos. Ya somos mayores y cada uno tiene el poder de elegir lo que le puede ser más satisfactorio o no. Puede ser que nos equivoquemos o que se equivoquen, pero de los errores también se aprende y no hace falta «machacar» al prójimo por no hacer lo que uno piensa o cree que es lo mejor.

Han tenido los mejores médicos, los mejores asesores y al final está claro que cada uno toma sus propias decisiones y tampoco hay que estar dando explicaciones de por qué sí o por qué no.

Quiero dejar claro que esta es mi opinión personal, que evidentemente no tiene que coincidir con todo el mundo y es más, lo mejor de todo es debatir y no estar de acuerdo, pero siempre con respeto hacia el otro.

Yo he tenido dos partos naturales. El primero fue tan malo que no había nada más que me aterrara, cuando me quedé embarazada por segunda vez, que volver a pasar por otro igual. De hecho, hubiera firmado una cesárea con los ojos cerrados e incluso se lo comenté a mi ginecólogo en alguna de las revisiones, que si podía elegir, yo lo prefería. Lógicamente, mi experiencia fue más que una pesadilla traumática: puntos, cortes, desgarros, fórceps y más puntos.

Tres meses postparto que no se los recomiendo ni a mi peor enemigo. A los dos meses todavía sangraba y no podía sentarme. Sólo podía recostarme de lado, me tenían que ayudar a levantarme porque por mí misma no era capaz y la absoluta sensación de frustración al no poder siquiera coger a mi bebé en brazos porque me partía de dolor. Siempre tenía que haber alguien conmigo que pudiera ponérmelo encima. Con todo esto, ya podéis imaginaros.

Con mi segundo embarazo, lo que fue horrible fueron los nueves meses de embarazo, pero finalmente tuve parto natural, rápido, sin dolor, sin sufrimiento, sin puntos…vamos el parto perfecto! Y entonces sí me di cuenta de que lo mejor es ese parto natural. El otro fue peor que una cesárea.