Diario de una madre

Embarazo, bebés, maternidad y mucho más

Mi experiencia con la lactancia materna – Parte II

Entonces, me hicieron la pregunta del millón: ¿notas la subida de la leche? Mi respuesta, mezcla de madre primeriza inexperta, desesperada, aún sin poder sentarme bien y llorando cada vez que me lo ponía al pecho, pensando que esto de la maternidad no iba a ser tan bueno, fue… ¿qué tengo que sentir? Yo la verdad que no noto nada…

Ya habían pasado 10 días desde que mi hijo nació, parto natural con fórceps con lo cual la subida de la leche no debería haber tardado mucho teniendo en cuenta además, que se enganchaba bien… la conclusión era obvia en ese momento: NO TENÍA SUBIDA DE LECHE. El niño no estaba alimentándose, por eso nada más que perder peso, el ruido de sus tripas no eran gases y estreñimiento, sino que no tenía alimento y por eso, sólo dejaba de llorar cuando me lo ponía al pecho, porque lo poco que me sacaba era lo único que le tranquilizaba.

No me lo podía creer, no me podía creer que no me hubiera dado cuenta, que no hubiera hecho caso a mi madre cuando me decía “este niño tiene hambre, por qué no pruebas con un biberón” y yo que no, que no quería, que quería conseguir alimentarle con lactancia materna. No me podía creer que no hubiera tenido el instinto de pensar que mi hijo estaba pasando hambre y que por eso me succionaba con tanta fuerza para intentar sacar algo, algo que no tenía. Todavía en el hospital, me dijeron que íbamos a hacer la prueba, que me pusiera cómoda y que le íbamos a dar un biberón. ¡Se tomó un biberón y medio en un momento! Ahora no recuerdo la cantidad, pero la misma pediatra me dijo que eso se lo tomaban cuando tenían 4 y 5 meses. El pobre se durmió al instante y estuvo durmiendo unas 10 horas del tirón, cesaron los lloros, empezó a disfrutar y ¡nosotros también! Sobre todo yo.

Pero… la cosa no acaba aquí, porque el peque no quería la tetina del biberón y en cuanto tenía hambre me buscaba para agarrarse a la teta. Entonces tuvimos que improvisar una lactancia mixta un poco inusual. Yo seguía poniéndomelo al pecho y entonces, mi marido le metía por la comisura de los labios un sondita pequeña y desde el otro extremo con una jeringuilla íbamos echando leche de fórmula. ¡Imaginaos el panorama! Yo, todavía muy convaleciente con los puntos, seguía sin poder sentarme ni coger al niño por mí misma (alguien me lo tenía que poner encima una vez me sentaba de lado o en el cojín de lactancia), y cada vez que le tocaba la toma, cada 2 ó 3 horas, alguien tenía que ir echándole la leche con la jeringuilla porque no había forma de que cogiera un biberón.

Así estuvimos un mes, al cabo del cual, la pediatra me dijo que poco a poco fuera quitándole la sonda y que teníamos que conseguir que cogiera el biberón. Con mucha paciencia, lo conseguí, y estuve hasta los tres meses poniéndole al pecho (realmente no sé si sacaba algo más que agua) y cuando empezaba a llorar le daba el biberón. A partir de los tres meses, su alimentación fue exclusivamente con leche de fórmula. Lo pasé mal porque sentía una gran impotencia al no poder darle el pecho a mi hijo, sobretodo porque era lo que quería, pero tuve que asumir que no pudo ser pese a que lo intenté.

En mi segundo embarazo, la experiencia del embarazo fue al revés, tuve un embarazo horrible, con vómitos, tiroides, diabetes gestacional, pero el parto fue “perfecto”: ni un punto, rápido, sin un sufrimiento de más y en media hora tenía a mi pequeña en brazos y yo estupendamente.

Me aterrorizaba pensar el hecho de volver a pasar por el calvario inicial que tuve con el primero, pero confiaba en que no fuera así. Además, tenía la experiencia previa y tenía clara una cosa: no me pasaría lo mismo en cuanto a la lactancia. Lo intenté, los primeros 4 días puse a mi hija al pecho a demanda pero hubo más de lo mismo, no notaba ni subida ni bajada, ni calor ni frio, ni nada de nada, así que le daba un biberón después de ponerla al pecho y ninguna de las dos sufrimos.

Mi matrona intentó ayudarme, sabiendo la experiencia previa, pero no lo conseguimos y esta vez no lo pasé tan mal porque ya lo tenía asumido. Ella tampoco lo entendía, porque había sido un parto natural buenísimo, sin apenas esfuerzo y la niña agarrándose bien, por lo que en 3 ó 4 días me tenía que haber subido la leche. Unos meses después, en una revisión, me comentó que había oído de algún estudio en el que relacionaban problemas de lactancia materna con madres con problemas de tiroides, y que esa podría ser la causa. Yo no lo sé, la verdad, sólo sé que lo pasé muy mal y mi hijo ni os cuento.

Me hubiera gustado disfrutar de ese momento, pero se acabó convirtiendo en una pesadilla. No obstante, recomiendo a todas las mamás la lactancia materna, no sólo por sus beneficios, sino por ese momento mágico y ese lazo tan especial que se crea entre madre e hij@. Espero que mi historia y experiencia le sirva a alguien de ayuda y no pase por todo lo que a mí me tocó pasar.

COMENTARIOS

5 COMENTARIOS to “Mi experiencia con la lactancia materna – Parte II”

  1. Aroha
    octubre 5th, 2012 @ 10:25

    Me ha encantado tu historia. Seguro que ayudara a mas de una mama en sus primeros días.

  2. clara alba
    octubre 7th, 2012 @ 9:32

    Es super triste escuchar a una madre que ha querido dar el pecho y no ha podido….y después hay tantas que pueden y no quieren…

  3. Madre primeriza
    octubre 7th, 2012 @ 19:36

    Pues sí Clara, la verdad que sí, pero bueno, al final te haces a la idea y todo lo demás es normal.
    Yo también me acabo de indignar viendo mi post escrito aquí, no conocía esta página pero miraré a ver por qué aparecen algunos de mis post en ella. Gracias por indicármelo. Un saludo.

  4. Diana
    octubre 9th, 2013 @ 23:42

    Guapa, lo importante es que lo intentaste, y ya está. Desde luego, no hay que sentirse mal, no es lo mismo querer y no poder que poder y no querer.
    Aunque esto es de hace 1 año, lo acabo de leer ahora, que ya me he enganchado a tus post, jeeje
    Besazos guapa

  5. Madre primeriza
    octubre 10th, 2013 @ 22:56

    Gracias Diana! Sí al final me quedo con eso, con que lo intenté y no pudo ser. Además, la matrona es la que tú y yo conocemos…jajajja.
    Un besazo

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