Hoy es un gran día. Hoy estoy muy feliz…

Una sensación de agobio me tenía un poco invadida últimamente. Y es que hace unos meses le detectaron a mi hijo un soplo en el corazón y pese a que me decían que era normal en los niños pequeños, a mí la palabra “soplo” me impone y, mucho.

En el momento que te lo dicen y te preguntan si tienes antecedentes de infarto en la familia y quieren saber detalles, una qué hace? Porque por muy fuerte que seamos, sientes un poco de impotencia y muchas dudas e incertidumbres.

Después de hacerle varias pruebas: electrocardiograma, ecocardiograma y controlarle el crecimiento que ha ido teniendo, hoy me han confirmado que se trata de un soplo funcional sin importancia y, lo más importante, que no requiere tratamiento ni ninguna otra limitación en su vida diaria… Vamos que el niño está fuerte y sano y que no nos preocupemos.

El alivio que he sentido en ese momento ha sido indescriptible. Me he desprendido casi al momento de la tensión acumulada y he sonreído y abrazado a mi hijo, que me decía, “Mami, has oído mi corazón”.

Se ha portado como todo un hombrecito que es y creo que el pánico que tenía a los médicos tiempo atrás ya se ha desvanecido, eso sí, en cada consulta quiere saber si le van a tener que pinchar.

Desde luego que aquellas familias que sufren el hecho de tener un niñ@ enferm@, sea de la índole que sea, se merecen todo mi respeto y apoyo porque es más que duro. Un abrazo a todas ellas y mucho ánimo.

Fuente foto: Guiainfantil.com