Llevamos una temporada en el que los berrinches son una constante en Álvaro. Quiero pensar que es algo normal con la edad y que pronto pasarán, porque he de reconocer que me sacan un poco de quicio, por más que intento controlarme y hacerle ver que eso no se hace o que se tiene que portar bien…

Es cierto que al rato se le pasa, pero en el momento se pone como un basilisco. Llora, grita, patalea, contesta, te desobedece…. todo un tira y afloja para ver hasta dónde estás dispuesta a llegar.

Intento no darle pie a más y le suelo dejar que se tranquilice para que piense lo que está haciendo y en cuanto ve que no le hago caso, se calma y suele venir a mí pidiéndome perdón o diciéndome que no lo va a hacer más.

Sospecho que los celos por su hermana pueden tener algo que ver. La peque empieza a estar muy despierta, quiere participar en todo lo que hace su hermano y cada vez llama más la atención, por lo que igual éste es el motivo principal de la conducta de Álvaro.

Esta tarde hemos tenido la última a la salida del cole cuando me ha preguntado qué le había traído para merendar. Ha empezado a llorar diciendo que no quería y a cabrearse más y más. Después de intentar razonar con él para que dejara de llorar y que no podía merendar todas las tardes lo mismo, y viendo el poco éxito obtenido, como castigo, no hemos ido al parque, lo que ha aumentado aún más su enfado. Llorando se ha tirado un buen rato hasta que se ha tranquilizado y me ha dicho que ya no iba a llorar más.

En cuanto hemos llegado a casa se ha tumbado en el sofá y se ha quedado dormidito como un angelito. Y no me extraña, entre el cansancio y la pataleta que se ha pillado…