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Formas de actuar con los hijos ante la llegada de un nuevo hermanito

Un hermanito

Llegada de un hermanito

Para muchos pequeños la llegada de un hermanito o simplemente su anuncio suponen un auténtico cambio de conducta. Sus reacciones ante la pérdida de hegemonía suelen ser de tristeza, llanto y constantes demandas atencionales y de afecto hacia los padres. En ocasiones los pequeños regresan a etapas anteriores de su desarrollo, se vuelven más infantiles o desobedientes, no quieren ir al colegio o pasar de curso. Estas conductas son provocadas por los celos y pueden minimizarse siguiendo unos sencillos consejos psicológicos.

En primer lugar hay que tener claro que pasar por esta etapa va a beneficiar al niño, le ayudará a adaptarse, a asumir cambios, a tolerar la frustración, en definitiva a madurar. Por ello no hay que alarmarse ante los cambios, pero sí es conveniente facilitar este proceso a los pequeños para que se adapten lo antes posible y evitar que se pueda convertir en algo traumático y que generar enemistad e inseguridad en la vida adulta.

Desde que se conoce la noticia hay que hacer partícipe a los niños, tratar de ocultarlo no es recomendable.  Se debe intentar transmitir esta alegría y poco a poco, con sinceridad, hablar de algunos cambios que tendrán que ir asumiendo. Es importante procurar que no sean cambios bruscos sino progresivos. Por poner un ejemplo extremo, no sería conveniente sacar al hermano mayor de la habitación de los padres el mismo día que llega a casa el nuevo hermanito. Hay que destacar sobre todo lo positivo.

Una vez que nazca el bebé se deberá reforzar cada acción o intención que el mayor tenga para cuidar del pequeño y tener más gestos de cariño y atención con él sobre todo en los primeros días de adaptación. Posteriormente será beneficioso fomentar algunas cualidades del mayor como la responsabilidad y el cariño hacia el pequeño y evitar comparar las actitudes de ambos minimizando la competencia.

A la hora de corregir conductas o actitudes negativas hay que tratar de mantenerse constante sin consentir más a los hijos por la llegada de un nuevo hermano para que no traten de aprovecharse de la situación.

En cuanto a la duración, los psicólogos estiman un periodo de un año como suficiente para superar el periodo de celos, aunque esto puede variar por la personalidad del niño, la relación de los padres y la forma de tratar a los pequeños. Sólo en caso de extrema ansiedad sostenida y una agresividad que haga peligrar al pequeño se hace obligado consultar al especialista.

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