En estos últimos meses, me han pasado muchas cosas con mis pequeños que me gustaría plasmar de nuevo en mi blog y haceros partícipes, por lo que voy a intentar retomarlo y volver a escribir asiduamente.
Ya sé que va a ser difícil, porque os aseguro que no tengo tiempo de nada: casa, trabajo, los peques yo sola prácticamente todo el día, así que aunque el día tuviese 24 horas más, creo que todavía me faltarían horas.
El pasado mes de septiembre, Álvaro empezó el cole. Parece mentira, pero ya tiene 3 años y medio y ha entrado en 1º de Educación Infantil.
El cambio no ha sido muy duro porque continuaba en el colegio donde ha estado los dos años anteriores en la guardería, por lo que conocía a prácticamente todos sus compañeros, las instalaciones y el día a día.
Pero como era de preveer, lo que más le ha costado ha sido el no echar siesta. Ha pasado a dormir casi cinco horas menos en septiembre que las que dormía en los meses de julio y agosto y eso se nota y, por supuesto, pasa factura.
Hemos estado un mes durmiéndonos por todos los sitios, empachoso, llorizqueando por nada y casi sin apetito… le podía más el sueño que el hambre.
Pero afortunadamente, ya parece que nos vamos acostumbrando y él va tan contento al “cole de mayores” todos los días.