Bebe sentado

Todos sabemos que en las vacaciones cambia todo: horario, rutinas, etc. Pese a que intenté no variar mucho estas rutinas, Álvaro lo notó desde el principio y los primeros 3-4 días fueron regulares en ese sentido: no tenía mucha hambre, no quería dormir la siesta, aunque bien es cierto que poco a poco lo conseguimos y volvimos a establecer una rutina diaria más acorde.

Supongo que irte a un sitio nuevo, donde la habitación y la cuna no son las tuyas, en nuestro caso mucho calor y humedad, más gente de lo normal y algunas otras cosas, hacen que los niños tarden un poco más en habituarse. Pero lo importante es conseguir lo que hagan de la mejor forma posible y sin que les suponga un trauma.

En ese momento imaginaba que la vuelta a casa no sería fácil ya que uno rápido se acostumbra a lo bueno. Y efectivamente estaba en lo cierto, la primera semana después de las vacaciones ha sido un poco traumática: de nuevo no quería dormir la siesta, quería acostarse más tarde por la noche, apenas quería merendar, etc.

Si a nosotros no afectan tantos cambios y necesitamos nuestro tiempo apara adaptarnos a la nueva situación, ¿cómo no lo van a acusar ellos?