Es increíble ver cómo evoluciona mi pequeño día tras día. Ahora estamos en la etapa en la que él decide lo que quiere o lo que no quiere hacer, dónde quiere ir o dónde no, lo que le gusta o lo que no.
Cada día que pasa es una personita más independiente que le gusta tomar sus propias decisiones. Tengo que admitir que algunas veces no son las más adecuadas pero eso es otro cantar.
A veces no puedo dejar de reír por algo que hace o ha hecho. Y él que es muy listo se da cuenta de todo e intenta seguir haciéndome reír.
Cuando ya no quiere comer más me aparta la cuchara, cuando quiere algo que estamos comiendo empieza a apuntar con la mano haciendo sonidos todo nervioso para que le demos y así un montón de cosas más.
Os puedo asegurar que ahora empiezo a disfrutar de él y a divertirme con él, los dos juntos, y no lo cambiaría por nada del mundo. Mi única preocupación es querer aprender más cosas para saber enseñarle, jugar y educarle de la mejor forma posible.