La relación del bebé con su madre se crea desde el primer momento en que ésta se queda embarazada. Esta relación tiene un carácter especial que día a día va incrementándose hasta crear un vínculo tan emotivo y sensorial que pocas cosas se pueden comparar con él.
A raíz de esta relación de la madre con su bebé, ya sea con sus actitudes, su comportamiento o su afecto, dependerá el desarrollo, estímulo y aprendizaje del pequeño.
En los primeros meses de vida, el contacto físico y el tono de voz de la madre son los valores con los que cuenta para ir definiendo su personalidad y comportamiento. A través del llanto intentará comunicarse con su madre para que sus necesidades básicas sean satisfechas. Si estas necesidades son comprendidas y el bebé se siente satisfecho y comprendido, crecerá sano y feliz.
Aunque el papel del padre y resto de la familia también es muy importante, éste irá adquiriendo mayor importancia a medida que el niño vaya creciendo.