Ahora sí que puedo decir que cada día Álvaro nos deleita con algo nuevo. Cuando no es con algún sonido o alguna palabra, es con algún movimiento, o cualquier otra cosa.

Bebe riendo

Los bebés son pequeñas esponjas que absorben todo lo que ven y casi me atrevería a decir que lo que no ven, porque a veces no sé de dónde ha aprendido a hacer alguna cosa si está todo el día conmigo.

En estos últimos días me he dado cuenta que ya empieza a entender las cosas que le vamos diciendo, así como a distinguirlas. Si le decimos que no toque una cosa pone morritos y empieza a hacer pucheros; si le digo que vamos a andar, levanta los brazos para que le agarre y empieza él solito a dar sus pasitos; si le pregunto por alguno de sus juguetes o peluches, se pone a buscarlo con la mirada hasta que lo coge y me lo enseña; y así muchas cosas. Es alucinante verle.

En este momento quiere introducir las piezas geométricas en sus respectivas formas, pero aunque lo intenta, todavía no lo consigue del todo. Tiene que perfeccionar esa habilidad y tener un poquito más de precisión. Pero en cuanto me despiste un segundo, seguro que lo consigue y vuelve a dejarme con la boca abierta.