Diario de una madre

Embarazo, bebés, maternidad y mucho más

Lactancia mixta

Durante los días que estuve en el hospital al dar a luz, no tuvimos ningún problema, salvo que le costó expulsar el meconio y el día que nos dieron el alta, le tuvieron que sondar para que el pobrecito echara el atasco que tenía.

Al llegar a casa, el primer día fue todo de maravilla, Álvaro comía y dormía como un angelito y apenas daba qué hacer. Pero a partir del segundo día empezó a llorar y no había forma de consolarlo. Bueno, sí, la única forma era poniéndole al pecho y así podía estar todas las horas del día.

Lactancia mixta

Lactancia mixta

Así pasamos la primera semana. Yo todo el día con la teta fuera y el niño llorando cuando le soltaba. Además, por si fuera poco, tampoco había hecho deposiciones desde el día que le sondaron en el hospital y otro día más, que fuimos de urgencias porque no paraba de llorar y le sonaban mucho las tripas, y al volver a sondarle pareció tranquilizarse, por lo que nos dijeron que tenía un gran atasco y gases.

Como os comentaba, así estuvimos casi toda la semana hasta el domingo siguiente. Álvaro se despertó a las 3 de la tarde y desde ese momento hasta las 12 de la noche estuvo llorando sin parar, pero un llanto que no era normal.

Volvimos al hospital y tras sondarle de nuevo (esta vez apenas expulsó nada) y hacerle varias pruebas para ver si le pasaba algo, llegaron a la conclusión de que podía estar pasando hambre.

Decidieron darle un biberón para ver si ese podría ser el motivo y, efectivamente. No os imagináis lo que se comió en un momento. La pediatra de urgencias del hospital me dijo que tomó más del triple de lo que los bebés suelen comer con los días que tenía. ¡Estaba muerto de hambre!

No me lo podía creer. Había tenido a mi bebé toda la semana hambriento y, claro, al no comer, no hacía deposiciones y por eso le sonaban tanto las tripas.

Os juro que lo primero que pensé es que era una mala madre, que cómo era posible que no me hubiera dado cuenta de eso, que le tenía que haber puesto un biberón por si acaso, pero nada de nada, no fui capaz de relacionarlo.

Esa noche, Álvaro durmió del tirón casi 8 horas. A partir de ese momento todo cambió. Tuve que darle una lactancia mixta, es decir, primero le daba el pecho y luego lo completaba con un biberón. Y así estuve hasta los 3 meses, cuando dejé de darle el pecho porque al no haber tenido subida de leche, Álvaro apenas quería cogerlo.

La verdad que lo pasé mal, ya que me había obsesionado con la lactancia materna, pero tanto mi ginecóloga como la pediatra me hicieron ver que cuando no es posible no hay nada que hacer, y que con lo que iba tomando, era suficiente para transmitirle mis defensas y anticuerpos, así que estuviera tranquila y no me preocupase. Y así alimenté a Álvaro con lactancia mixta: pecho y biberón.

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